El Salvador, San Salvador, julio 2010.- En el aeropuerto militar de Ilopango aterrizó a las 3.00 pm el pequeño avión que, procedente de Tegucigalpa, transportaba la urna de Don Bosco.
A recibir la insigne reliquia en la pista se hicieron presentes el nuncio apostólico, mons. Luigi Pezzuto, el obispo de Zacatecoluca, mons. Elías Bolaños, así como salesianos, exalumnos y autoridades militares.
En el salón principal se desarrolló el acto oficial de bienvenida a Don Bosco. La alcaldesa de Ilopango lo saludó en nombre del municipio. Representantes de los diversos grupos de la Familia Salesiana más alumnos y alumnas de colegio salesianos llenaban el amplio espacio.
Posteriormente la urna fue llevada en caravana hacia la Ciudadela Don Bosco. A la altura del Polideportivo Don Bosco lo esperaba una multitud que lo acompañaría en procesión.
Llegada la urna a la iglesia parroquial, se inició la celebración eucarística presidida por mons. Elías Bolaños, acompañado por sacerdotes salesianos y de otras congregaciones.
Mucha gente debió escuchar la misa desde fuera, ya que fue imposible dar cabida a todos en el templo.
Al terminar la misa, comenzaron a desfilar junto a la urna centenares de personas organizadas en una larguísima fila. Fue entonces que comenzó a llover, convirtiéndose en pocos minutos en aguacero torrencial. Pareciera que este tipo de lluvia se está volviendo un elemento imprescindible, aunque no deseable, en el itinerario por cada país.
En el cercano gimnasio de la Ciudadela comenzó el maravilloso espectáculo musical Don Bosco. Con ser muy espacioso el local, se llenó completamente. La obra, creación italiana, fue adaptada al español e interpretada por un coro y un grupo de danza del ambiente salvadoreño. Solo los tres protagonistas provenían de Italia.
Este espectáculo de alta calidad artística fue un derroche de luces. Cantos individuales y corales contagiaban de optimismo y alegría con sus ritmos modernos y dinámicos.
La coreografía, muy expresiva, denotaba un entrenamiento riguroso. Las 24 piezas musicales intentaban con éxito transmitir la miseria de los jóvenes y la propuesta educativa integral de Don Bosco, que los ayudaba a trascender en dignidad personal.
Terminada la función musical, entró Don Bosco en su urna, quien fue aclamado estruendosamente por los centenares de jóvenes asistentes. Todos tendrían después la oportunidad de desfilar junto al Santo, con quien se identifican en alma y cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario